Tuesday, November 3, 2020

MATERIALES PARA LA HISTORIA DE LA POESIA PERUANA X: Antonio Cisneros, 1983

DOMINGO CON TOÑO CISNEROS Y GRABACIÓN AL LADO

Por José Antonio Mazzotti


Pongo a disposición de los lectores la entrevista que le hice a Antonio Cisneros (el recordado Toño) allá por 1983 en su casa de la calle Roma, en Miraflores. Yo realizaba entonces una serie de programas sobre “Poesía Viva” para el CETUC (Centro de Teleducación de la Universidad Católica) que ha sido parcialmente rescatada por Diego Portilla, a quien también debemos agradecer el haberla colgado en Youtube.

En la entrevista, Toño habla de su compromiso social y su reconversión al catolicismo a partir del año que pasó en Hungría y del que surgió El libro de Dios y de los húngaros. Es un momento crucial en su trayectoria poética, pues este reencuentro con la fe le permite también volver a la poesía. Recuerdo perfectamente el impacto que causó durante su presentación en el Bosque de El Olivar, en San Isidro, en marzo del 78.

Aquí la entrevista y los dos poemas que lee al final. Particularmente el segundo, “Oración”, es iluminadoramente actual para la situación que vive el Perú. Será porque la poesía siempre se adelanta. Y sana.


DOMINGO EN SANTA CRISTINA DE BUDAPEST Y FRUTERÍA AL LADO

Llueve entre los duraznos y las peras,
las cáscaras brillantes bajo el río
como cascos romanos en sus jabas.
Llueve entre el ronquido de todas las resacas
y las grúas de hierro. El sacerdote
lleva el verde de Adviento y un micrófono.
Ignoro su lenguaje como ignoro
el siglo en que fundaron este templo.
Pero sé que el Señor está en su boca:
para mí las vihuelas, el más gordo becerro,
la túnica más rica, las sandalias,
porque estuve perdido
más que un grano de arena en Punta Negra,
más que el agua de lluvia entre las aguas
del Danubio revuelto.
Porque fui muerto y soy resucitado.
Llueve entre los duraznos y las peras,
frutas de estación cuyos nombres ignoro, pero sé
de su gusto y su aroma, su color
que cambia con los tiempos.
Ignoro las costumbres y el rostro del frutero
-su nombre es un cartel-
pero sé que estas fiestas y la cebada res
lo esperan al final del laberinto
como a todas las aves
cansadas de remar contra los vientos.
Porque fui muerto y soy resucitado,
Loado sea el nombre del Señor,
Sea el nombre que sea bajo esta lluvia buena.


ORACIÓN

Qué duro es, Padre mío, escribir del lado de los vientos,
tan presto como estoy a maldecir y ronco para el canto.
Cómo hablar del amor, de las colinas blandas de tu Reino,
si habito como un gato en una estaca rodeado por las aguas.
             Cómo decirle pelo al pelo
                         diente al diente
                         rabo al rabo
                                     y no nombrar la rata.


Entrevista a Antonio Cisneros, 1983




No comments:

Post a Comment