Sunday, July 21, 2024

MATERIALES PARA LA HISTORIA DE LA POESÍA PERUANA XXXVI: CIELO EXHAUSTO, DE JUAN JOSÉ SOTO

 Y pese a todo, triunfa el amor. Sobre Cielo exhausto, de Juan José Soto, palabras prologales.


Por José Antonio Mazzotti



Este libro del poeta peruano Juan José Soto se inicia de manera desgarrada con un revelador epígrafe de Raúl Zurita, el gran autor chileno. El cielo está roto, nos dice la cita; de él llora para abajo piernas y cuellos partidos. Son los secuestrados de la guerra sucia, masacrados y arrojados desde el aire, muchas veces todavía vivos, sobre el océano insaciable. Y ese cielo –añade Soto, complementando a Zurita– queda exhausto de tanto horror. 

De este modo, pasadas cinco décadas de la sangrienta dictadura militar chilena, pero ya en el contexto peruano neoliberal (no menos sangriento) y después del horror que también se vivió en su país en el fin de siglo y durante la pandemia del Covid-19, Soto apunta a otros dolores: la desazón, el tedio, la superficialidad, la desesperación generada por un futuro incierto y, sobre todo, el desamor. Como una figura en contradicción, utiliza la imagen del Llanero Solitario para rebelarse ante ese otro cielo exhausto, el cielo limeño con su "panza color de burro" y su carencia de sol: cementerio de cal con arena que como un techo infinito narcotiza cualquier esperanza. Los once poemas que conforman la primera sección del libro, "Cielo exhausto" (como el título general del poemario) dan cuenta de esa desazón.

El lenguaje de Juan José Soto fluctúa entre las expresiones coloquiales y algunas imágenes inesperadas ("los relojes / sigilosos / marchan felices en los museos"). Aparecen figuras del imaginario mediático como Don Gato y su pandilla y la cantante Janis Joplin. Poco a poco, Soto va desarrollando una imaginería que se alimenta de los medios masivos y de las nuevas formas de comunicación en el mundo globalizado.

El poeta, así, puede aparecer como una especie de pájaro marino en extinción: "En el muelle / Una extraña especie despliega sus alas / Saca una tablet (no hay conexión disponible) / La arroja al mar / Coge un papel / un par de ojos / Y lee un puñado de versos / doblados / húmedos / sobre    las    rocas" (poema IV). La poesía, como el pájaro, se deshace sobre las rocas, que más adelante asomarán en el libro como parte de la anatomía del poeta.

También aparece como el amante silente que no encuentra la paz interior del encuentro con la amada: "¡Oh, si yo supiera escuchar / Las veces que llegas en silencio / En el rumor de una voz o a galope bronco / Abrazaría el temblor y la luz / De los seres / y de las cosas!" (poema V). En estos versos se nos revela un poeta sutil y sugerente, que no sin cierto tono solemne logra articular una voz que hace de la realidad un paisaje vivo de "temblor y luz", una entidad con energía activada por el ruido de los pasos de la persona añorada. Sin embargo, esta no llega o simplemente escapa de los oídos del poeta. Así, el hablante de los poemas se convierte en una especie de fantasma dentro de su propio mundo material, es decir, internaliza el tedio y la desazón del paisaje trazado en los poemas anteriores y se convierte en un ser a-nona-dado: dado a la nada que es la enemiga última del amor.

En estos contextos urbanos y alucinados la poesía habita "en el lomo de un relámpago" (poema VI), como una visión lejana e inaprehensible, con alusiones exóticas que escapan del realismo descriptivo: "chatbot", "aconkanthera", "la misericordia marfil / de Kuan-Yin" (poema VII); o también puede el poeta ser el testigo silente de innumerables cardúmenes de peces que caen del cielo e invaden las calles y las casas de la ciudad (poema VIII).

Poco a poco el universo de Juan José Soto va adquiriendo visos de subversión de la lógica y la rutina cotidiana para dejar que el mar, la neblina y el hielo entren en la urbe, que pasa de este modo a convertirse en una especie de interregno o distopía invadida por el dolor que causa el desamor: "La memoria del amor asedia / Como un océano sin tregua / O el canto de ballenas / en lúbrico cortejo" (poema IX). Hasta la poesía misma, encarnada en el canto, forma parte de ese paisaje extraño y se mimetiza con él en su fracaso, como el vuelo de un pájaro frustrado por el peso del hielo ("la oquedad de tu vientre") que ha paralizado y anulado cualquier posibilidad de vida en la cosmópolis sudamericana: "Un canto se agita / Leve / rodea la oquedad de tu vientre / Despliega sus brazos / Y cae / en la ciudad destruida / A manos del hielo" (poema IX).

Pero no todo está perdido. El poeta apela a su último recurso: la memoria de la felicidad. Casi resonando a Neruda (que decía "es tan corto el amor, y es tan largo el olvido"), el poeta reconstruye con fragmentos dispersos algunas escenas del encuentro amoroso, que no puede resultar sino en un nuevo paisaje dislocado. En él la persona amada se convierte en un ser desconocido y sin embargo familiar: "Te vuelvo a ver / ojo contra ojo / Mientras yaces sobre las rocas / que crecen en mi pecho" (poema XI). La amada, como las conchas adheridas a las piedras de la playa, es una aparición connatural al embate de las olas (Lima, recordemos, es una ciudad costera). Pero el poeta a la vez se vuelve piedra, es ya parte del paisaje que quiere regresar a sus elementos primigenios. La piedra, como sabemos, es un tópico de larga data en la poesía peruana (los cantos a Machu Picchu, por ejemplo, de Mario Florián, Alberto Hidalgo y Martín Adán). En Soto, sin embargo, tenemos la piedra costeña, húmeda y silente, latigueada por las olas y sin poder liberarse ni abrazar a los moluscos que le crecen en el pecho del recuerdo. A la vez, la alusión indirecta a los moluscos es sin duda un guiño al habla popular, que identifica la vulva femenina con ese animal marino. Soto logra así referirse de manera muy fina al centro del dolor: el abandono de la sexualidad, fuente de toda conjunción y sentido del universo. 

El poema XI desarrolla esa imagen de la amada como dadora de bienes ("Moldeas en tus pechos dadivosos / Refugios invernales / Para aplacar la sed y el hielo"), fuente de vida y alimento que logra por un momento vencer el frío y el dolor. La memoria del poeta es poderosa y no ceja ante la ausencia. La remedia con la reconstrucción de la felicidad perdida, pese a que la amada ya es también mar, elemento fundamental del paisaje: "El océano arroja palabras / Saladas y azules / como olas / de tus ojos / En altamar / Orcas y petreles gigantes ceden su furia / Y el cielo recicla / estrellas sin luz / Sobre tus hombros / que no cesan". Esas estrellas sin luz son el anuncio de que la reconstrucción del bien perdido es insuficiente, pues el simulacro no llega a sustituir las estrellas verdaderas que alumbraron el asombro inicial del amor.

La segunda sección del libro, “Tiempos del fuego”, contiene siete poemas, numerados asimismo en caracteres romanos, como para dejar estampada su pertenencia a un tiempo de larga duración. Así, el poema XII entra de lleno al Apocalipsis, en que la devastación del desamor es equivalente a una guerra nuclear: "Gallinazos sobrevuelan / Las ciudades abatidas / Por bandadas de obesos / y lúbricos misiles". El poeta ha vuelto al presente ante la potencia del dolor, que desbarata toda tentativa de reconstrucción del locus amoenus ya perdido del amor. La ciudad está enferma, destruida. Los "niños corretean / En la flamante arquitectura de las calles / Tras un balón / de cráneo y huesos". Nuevamente se impone la distopía.

Así, en el poema XIII "el tiempo desova bombas y misiles", la destrucción se avizora como inevitable contra cualquier esfuerzo de reconstrucción del amor por la memoria, cada vez más frágil e impotente. Marte, dios de la guerra, sojuzga a Venus, diosa del amor, y el cielo, en efecto, se viste de fuego. Atribulado, el poeta se pregunta "¿Dónde están los dioses / en este festival de asedio / y cacería humana?". La respuesta es un silencio elocuente y un tronar sordo en que el canto, el trino y la voz ya no tienen lugar: "Una voz serpentea entre los escombros / abre sus ojos / y atraviesa el rigor del silencio / en la raíz del polvo / y la muerte". Por eso, hasta la voz y las palabras sufren la decadencia del mundo, como en el poema XIV: "En el lomo de remotas criaturas / Las palabras tropiezan / Con esquirlas de árboles abatidos".

Los seres humanos se convierten en almas en pena, como en el Inferno de Dante: "Un aluvión de condenados / atraviesan los muros / Esconden las sombras / Saltan tapias y cercos / Surfean en tablas hechizas / Descuelgan estrellas fugaces" (poema XV). La humanidad entera ha pasado al reino de las sombras y solo se arrastra en el suelo y las paredes como una multitud desesperada. Y hasta las esferas celestiales han caído y agonizan en la tierra: "Un turbado astro / sin alas / arde en la orilla". Se da de esta manera la eclosión del caos, que implica un dislocamiento de uno de los cuatro elementos fundamentales de la vida (aire, fuego, agua, tierra) y su presencia en el hábitat de otro, como el fuego de las estrellas en el espacio de la tierra. En la tradición clásica y del Siglo de Oro hay amplios antecedentes.

En el poema XVI el tiempo se detiene y la noche se prolonga: "Pocas veces la mañana / fue una noche tan larga / Sin sol / Sin luna / Sin mañana". De este modo, el caos universal se manifiesta no solo por la mezcla de los elementos celestiales con los terrenales (estrellas caídas), sino también por la deformación del tiempo humano en una noche infinita. Los escombros se multiplican hasta el horizonte (en el poema XVII) y el dolor se hace universal.

En este desolado paisaje, que parecería salido de un película postapocalíptica de terror, sin embargo, "bajo el puente / atroz / sin vida / ronda el amor" (poema XVIII; énfasis mío). Por eso, la apuesta de Juan José Soto por la continuidad de la vida, pese a la hecatombe de un mundo egoísta y sin amor, es la señal de que no todo está perdido. El hecho mismo de que el poeta haya podido articular en un lenguaje rico en imágenes un estado de ánimo que normalmente llevaría a la parálisis y el abandono de toda empresa es prueba de que la fe en la poesía sigue viva y tendrá continuidad. Por lo menos, en la voz de Juan José Soto, uno de los poetas peruanos más interesantes e intensos de las últimas décadas.


Boston, fines de abril del 2024

(El libro se presentó en Lima el jueves 18 de julio del 2024)


Thursday, May 30, 2024

MATERIALES PARA LA HISTORIA DE LA POESÍA PERUANA XXXV: «SPARTACUS, CORAZÓN DE FUEGO», DE MARY SOTO

 Spartacus, corazón de fuego, o la coherencia poética de Mary Soto

Prólogo

por José Antonio Mazzotti



Carátula de la edición española de Spartacus, corazón de fuego, de Mary Soto, bajo el sello Pigmalión (Madrid, 2024).


Comprometida con la historia, la poesía de Mary Soto expresa desde sus primeros libros (Limpios de tiempo, 1998, y Ayataki de mi quebranto, 2006) el dolor de los oprimidos, de la gente sencilla que lucha contra un orden social deshumanizante, y a la vez la rabia ante la injusticia, devolviendo con ello a la poesía su función primordial, que es lograr el estado de plenitud en un mundo lleno de frustraciones y limitaciones, o lo que los cristianos primitivos llamarían en su momento "el reino de los cielos en la tierra" y el himno de la Internacional Comunista "el paraíso de toda la humanidad"; vale decir, poesía y vida inextricablemente enlazados hacia el mismo fin: la dignidad humana.

Con Spartacus, corazón de fuego Mary Soto amplía su espectro verbal y sus recursos formales para echar mano de una alegoría poderosa: la rebelión de los esclavos. El episodio histórico es ampliamente conocido desde sus fuentes clásicas, principalmente Salustio, Apiano y otros autores, que narran cómo el noble Spartacus, esclavizado en su macedónica tierra de origen por las huestes romanas invasoras, fue obligado por su corpulencia a servir como entretenimiento para los nobles y el pueblo romano en las peleas de gladiadores en diversas arenas.

Hombre amante de su tierra y su libertad, y en defensa de su esposa y su familia, Spartacus no se conforma con ser el bufón matonesco de los ricos y el alienado populacho, que sobrevive a pan y circo. Organiza de manera astuta una revuelta que llega a más de cien mil partidarios y logra poner en jaque la poderosa República Romana por tres años, entre el 73 y el 71 a. C., tras vencer a las legiones en varias ocasiones e incluso cercar Roma. Pero su anhelo final era escapar de la península itálica y huir hacia el norte, hacia la Germania, donde los esclavos podrían vivir libremente sin someterse a los caprichos de un senado déspota y etnocéntrico. Lamentablemente, fue vencido en batalla, pero su ejemplo perduró a lo largo de los siglos como símbolo de amor a la libertad y de desprecio a los poderosos. Así, el SPQR (Senatus Populusque Romanus, o el Senado y el Pueblo Romano, como les gustaba llamarse a pesar de la diferencia entre ellos) prevaleció ante lo que ya en el siglo I a. C. representaba una idea verdaderamente revolucionaria, es decir, la abolición de la esclavitud y la posibilidad de vivir una vida libre en armonía con la naturaleza.

Spartacus o Espartaco, como es más conocido en castellano, ha sido, por ello, motivo de interminables historias, películas y series de televisión. Su hazaña sigue despertando hasta hoy la admiración de todos los públicos en nuestro mundo secularizado. Pero Mary Soto va más allá: la actualiza y la pone en contexto latinoamericano y tercermundista. Spartacus simboliza el anhelo de nuestros pueblos por su liberación de la miseria y la dominación política de clase. Por eso su poder es enorme cada vez que se trata de representar a través de una consagrada tradición de rebeldía los anhelos de los millones y millones de seres humanos explotados de nuestro continente.

Dividido en cuatro secciones, el libro comienza con un apartado propiamente político, basado en una seria investigación de sus fuentes, como se ve al final de cada poema a través de las referencias. "Silarius" es el primer poema del conjunto, que marca el tono al estar dedicado a Espartaco y su última batalla sobre el río que da título al texto. El lenguaje es rítmico y galopante. Las imágenes coloridas. Espartaco resulta ser el primer luchador histórico por la libertad y marca la senda de los héroes que serán descritos en los siguientes poemas.

Así, desfilan el pueblo palestino (tema de tremenda actualidad: "Si asesinan a Palestina / qué de la vida / qué de ti pobre humanidad necia y dolorosa"); las mujeres en las fábricas enlatadoras de espárragos, en un poema que denuncia el lado sórdido del triunfante neoliberalismo peruano; los migrantes latinos a los Estados Unidos y los africanos a Europa ("desesperadas huellas resplandecientes / antorchas encendidas para dar aliento"); el "Apu José María", donde se intertextualiza el himno-canción "A nuestro padre creador Túpac Amaru": "coloridos hemos venido a pintar las calles de esta ciudad de los señores", un homenaje sentido al ejemplo de José María Arguedas y su capacidad de generar nuevas luchas; el héroe sandinista Carlos Fonseca Amador; las milicianas de las guerrillas sandinistas contra el dictador Somoza; los cantores populares y las mujeres cantoras de América Latina; los valientes esclavos cimarrones; los manifestantes contra la dictadura sangrienta de Dina Boluarte; y la poesía misma como vehículo de esa energía vital de quienes buscan un mundo mejor y una democracia realmente palpable. 

Este tono épico halla su contraparte en las siguientes tres secciones del libro. "Pequeño universo", la sección 2, explora la infancia de la poeta, su querido terruño canteño, el recuerdo de su padre y su sensible fallecimiento, así como personajes cotidianos como "la niña Avril Angelina Martel Rubina, víctima del COVID-19 en abril del 2020 cuando tenía solo 12 años". También presenta historias de otros niños anónimos que deben luchar día a día para sobrevivir bajo las reglas del capitalismo periférico peruano. Hay una intensa ars poeticae en "Las cosas" y se termina la sección con una vuelta a las batallas a través de la figura de "María Eliana", sobre una amiga y luchadora social muerta en Iquique.

Este variado anecdotario histórico y personal se desarrolla en las secciones 3 y 4, donde alternan poemas más largos sobre el amor, la masacre de los niños en las calles peruanas, el desempleo, la vuelta al campo y la autobiografía, como en "Provinciana", donde la poeta vuelve a asumir su posición de clase, de género y regional, reafirmando su convicción de servir a su pueblo a través de la lucha indesmayable y la denuncia de las injusticias.

Hay algunos pocos versos que no me convencen del todo por provenir de las canteras del discurso político, pero se entienden en el contexto del libro, que busca representar un fresco amplio de las angustias y las esperanzas de los trabajadores, sin abandonar por ello la mirada como mujer que encarna la voz poética. Dicha perspectiva resulta sumamente valiosa en un contexto literario peruano en que muchas poetas se apresuran hoy (en realidad desde hace décadas) por mostrar el corsé en el espejo y en las redes sociales, cosificando su papel dentro del neoliberalismo rampante y contribuyendo con esa forma caricaturizada de feminismo clasemediero al olvido del horror en que aún viven millones de seres humanos.

En el texto inicial del libro, "El telar de la vida", una especie de prólogo o declaración de principios, Mary Soto se pinta de cuerpo entero: "Provincianita. Cuando niña caminaba por las calles de Lima, ciudad que se me hacía demasiado grande y ajena. Sentía el viento en la cara y caminaba con prisa sobre el asfalto flanqueada por sus edificios. Voy a ser una mujer de mundo, me repetía como un mantra. Años después mis pies viajeros y solitarios me han llevado por doquier, pero esa niña migrante lleva como único equipaje su mirada de asombro y su capacidad de conmoverse a cada instante en la ruta incesante hacia el sol". El camino de la poeta, pues, ha sido solitario, pero también solidario, profundamente solidario, con su gente y con su tierra.

Spartacus, corazón de fuego es testimonio de la autenticidad y la coherencia de Mary Soto, luchadora política ella misma desde hace décadas y militante central del Movimiento Kloaka, desde una posición de clase, de género, de etnia, de migrancia y de región como pocas veces se ha podido sostener de manera tan coherente en la historia de la poesía peruana. 

Salud a su espíritu libertario.


José Antonio Mazzotti

Enero del 2024



Carátula de la edición peruana de Spartacus corazón de fuego, de Mary Soto, bajo el sello del Grupo Editorial Gato Viejo (Lima, 2024).



Saturday, May 4, 2024

PROGRAMA DEL VI CONGRESO INTERNACIONAL "VALLEJO SIEMPRE", PALERMO, ITALIA, 11-13 DE NOVIEMBRE, 2024

VI Congreso Internacional Vallejo Siempre

Instituto Cervantes de Palermo
Via Argenteria, 33, Palermo 90133, Sicilia, Italia

11-13 de noviembre, 2024


Programa 

Lunes 11 de noviembre

9:30-10 am: Inauguración

Juan Carlos RECHE (Instituto Cervantes de Palermo), Giovanna MINARDI (Universidad de Palermo), Jorge KISHIMOTO (Centro de Estudios Vallejianos), José Antonio MAZZOTTI (Centro de Estudios Vallejianos y Asociación Internacional de Peruanistas).

10-11:20 am: Panel 1, Vallejo en el Perú

Danilo SÁNCHEZ LIHÓN (Instituto de Estudios Vallejianos, Trujillo): “Aquel sabor a cañas de mayo del lugar”. 

Víctor CAMPOS DONOSO (Pontificia Universidad Católica de Chile): “Los heraldos rojos y la maestra España: dos intertextualidades sustanciales en César Vallejo a partir de Rubén Darío”.

Jorge KISHIMOTO YOSHIMURA (Universidad César Vallejo): “César Vallejo en prisión: ¿Fue injusto o no el encierro del poeta peruano en una cárcel de Trujillo?”. 

Gladys FLORES HEREDIA (Universidad Ricardo Palma): “La experiencia carcelaria de César Vallejo (1920-1921): exégesis histórico-analítica”.  


11:20-11:35: Pausa para café

11:35 am- 1 pm: Panel 2, Trilce y las vanguardias 

Nancy Esperanza MADRID BONILLA (Colectivo Macondo): “'El momento más grave de mi vida fue mi prisión en una cárcel del Perú': Trilce y Escalas melografiadas desde la valoración de la pérdida de libertad y juicio a la justicia humana en la obra de César Vallejo”. 

Dominic MORAN (Oxford University): “Trilce LXVI: ¿poema cojonudo?”.

Josué Yared MEDINA HUAMÁN (Universidad Nacional Mayor de San Marcos): “La moneda multiplicada en el poema “XLVIII” en Trilce (1922) de César Vallejo”. 

Yolanda WESTPHALEN RODRÍGUEZ (Universidad Nacional Mayor de San Marcos): “César Moro y César Vallejo: las vanguardias en el Perú”. 

Ulises Juan ZEVALLOS AGUILAR (The Ohio State University): “Vallejo, Churata y los avances de la ciencia moderna”


1-2 pm: Pausa para el almuerzo

2-3:30 pm: Panel 3, Vallejo en Italia y el mundo

Carlos FERNÁNDEZ LÓPEZ (Universidad Autónoma de Madrid): “Roberto Paoli, lector de Trilce”. 

Antonella CANCELLIER (Università degli Studi di Padova): Giovanni Meo Zilio y su César Vallejo.

Renata BASTOS DA SILVA (Universidade Federal de Rio de Janeiro), Ricardo José de AZEVEDO MARINHO (Universidade Unyleya), Sandra Maria BECKER TAVARES (Universidade Federal de Rio de Janeiro): “César Vallejo en la conexión Brasil-Italia”. 

Milena RODRÍGUEZ GUTIÉRREZ (Universidad de Granada): “César Vallejo y la poesía cubana: afinidades, influencias, intertextualidad”.


3:30-3:45 pm: Pausa para café

3:45-5:15 pm: Panel 4, Revisiones al teatro vallejiano

David DURAND (Universidad Marcelino Champagnat): “El teatro del acontecimiento: hacia un encuentro político con Vallejo en su obra teatral”. 

Laurie LOMASK (Borough of Manhattan Community College, CUNY): “'Los Topos' y los cuerpos anti-arquitectónicos”. 

Walter VENTOSILLA (Asociación Cultural Setiembre): “Compromiso, estética y revolución en el teatro vallejiano”. 

César Ernesto ARENAS ULLOA (Al.Di.Qua Artists): “La “estética del trabajo” en la obra dramática Lock-out (1930)” 


5:15-6 pm:
Teatro-testimonio del dramaturgo y actor Carlos RIBOTY (Universidad de Palermo): “La puesta en escena de Colacho hermanos”.


Martes 12 de noviembre

9:30-11:10 am: Panel 5, Vallejo y la religión

José Octavio TOLEDO-ALCALDE (Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas, C.I.P.S, Cuba): “Trilce y el factor religioso”. 

Emilio Ricardo BÁEZ RIVERA (Universidad de Puerto Rico): Chrīstus archety̆pum, summa hominum: el ideario paulino-crístico en el hombre total vallejiano de España, aparta de mí este cáliz”. 

Florencio LUQUE RAFAEL (Universidad César Vallejo): “El humanismo y compromiso social en España, aparta de mí este cáliz de César Vallejo: sincretismo entre cristianismo y marxismo”. 

Juvenal SÁNCHEZ LIHÓN (Instituto de Estudios Vallejianos, Trujillo): “César Vallejo: enfermedad, muerte, y adhesión a Dios”. 


11:10-11:25 am: Pausa para café


11:25-1 pm: Panel 6, Revisitando el marxismo de Vallejo

Dante CASTRO (Escritor): “El marxismo de Vallejo revisitado”. 

Miguel PACHAS ALMEYDA (Universidad César Vallejo): “César Vallejo y su rol como escritor marxista revolucionario en pleno siglo XXI”. 

Francisco TÁVARA CÓRDOVA (Universidad Ricardo Palma): “La religión en el marxismo de César Vallejo”. 

Alejandro A. GUERRERO ZAVALA (Universidad Nacional Autónoma de México): “Dos lecturas del proceso de identidad nacional y transformación social con base marxista en César Vallejo y José Carlos Mariátegui”. 


1-2 pm: Pausa para el almuerzo


2-3:30 pm: Panel 7, Vallejo desde Europa: cartas y narrativa 

Elena RITONDALE (Sapienza, Università di Roma): “Crónicas desde Europa de César Vallejo y Cartas de Italia de José Carlos Mariátegui: recepción y posición en el campo literario”. 

Marcel VELÁZQUEZ CASTRO (Universidad Nacional Mayor de San Marcos): “La tradición literaria de 'los cholitos' y la servidumbre. Intertextualidades y cuerpos sin autonomía en 'Paco Yunque' de César Vallejo”. 

Alan SMITH SOTO (Boston University, Emérito): “El París de Vallejo, 3 septiembre - 8 de diciembre, 1937”. 


3:30-3:15: Pausa para café

3:15-5:00 pm: Panel 8, Vallejo, cuerpo, género y naturaleza

Stefania DI LEO (Poeta e investigadora independiente): “César Vallejo y la problemática de género”. 

Antonio MERINO (UNESCO): “La representación dialéctica del cuerpo en la poesía vallejiana”. 

Margarita DEL ROSARIO ANGLERÓ (Universidad de Puerto Rico): “Es así como en toda la Natura fluye la nueva savia estremecida:  el tema de la natura en la poesía de César Vallejo”. 

Nilton César VELAZCO LÉVANO (Universidad Nacional Mayor de San Marcos): “Ecocrítica y estética del buen vivir en la obra de César Vallejo”. 


5-6 pm:
Conferencia-concierto de Rudy Rivera: “Vallejo canto a canto”


Miércoles 13 de noviembre

9:30-11 am: Panel 9, Vallejo, emoción y multimedios

Stephen M. HART (University College London y Hunan Normal University, Changsha, China): “César Vallejo y la dialéctica de la emoción”. 

Raúl BUENO (Dartmouth CollegeUNSAUNMSM): “La pasión según César Vallejo”. 

Julio PRIETO (Universidad Complutense de Madrid): “Vallejo y el cine: reminiscencias chaplinescas en Trilce y los poemas póstumos”. 

Lucy BELL (Sapienza, Universidad de Roma): “César Vallejo en lenguas originarias: el caso de Ojo de agua, Revista Cartonera”.


11-11:15 am: Pausa para café


11:15 am-12 pm: Mesa de presentación de libros vallejianos

12-1:15 pm: Panel 10, Desafíos vallejianos al canon

Mara GARCÍA (Brigham Young University): “El agua, elemento presente en la poesía de César Vallejo”. 

Margara RUSOTTO (University of Massachusetts-Amherst, Emérita): “Nuestro Vallejo: un canon privado”. 

Martha CANFIELD (Universidad de Florencia): “La scuola di Vallejo nella poesia ispanoamericana successiva”. 


1:15 pm: Clausura

Organizan
   




Auspician






    


 

Tuesday, April 23, 2024

ALGUNAS FALACIAS DE MARIO VARGAS LLOSA SOBRE EL INCA GARCILASO

 En el llamado Día de la Lengua (Castellana)


ALGUNAS FALACIAS DE MARIO VARGAS LLOSA 
SOBRE EL INCA GARCILASO

Por José Antonio Mazzotti

(Breve adelanto de mi próximo libro 
El Inca Garcilaso y la invención del Perú)


La educación formal de Gómez Suárez de Figueroa (1539-1616), conocido como el Inca Garcilaso de la Vega, fue precaria, como él mismo lo relata en los Comentarios reales. Un criado de su padre, el ayo Juan de Alcobaza, le enseñó las primeras letras, lo mismo que el idioma castellano. Su propio padre, el conquistador Garcilaso de la Vega Vargas, se encargaría de reforzar esa familiaridad y dominio del castellano. Con él Gómez Suárez hizo algunos viajes para visitar sus encomiendas, al menos durante los intermitentes periodos de calma en el nuevo virreinato, que había sido creado con las Leyes Nuevas de 1542. Luego reforzaría sus conocimientos, incluyendo algo de latín, en el Cuzco, con el canónigo Juan de Cuélar, que alabó la capacidad intelectual de los jóvenes mestizos en la década de 1550. El castellano es, pues, la segunda lengua del pequeño Gómez Suárez, pero también su lengua paterna, tan suya como la materna (el quechua) y con ella podrá comunicarse con los otros conquistadores hasta el punto de servirles de traductor en el Cuzco en numerosas ocasiones. En ese sentido, es equivocada la afirmación de Mario Vargas Llosa de que el Inca Garcilaso “perpetró… un atraco literario y lingüístico” del castellano para escribir sus obras en España (2019: 3). En realidad, el castellano ya era suyo desde niño y no hubo necesidad de ningún “atraco”, como le achaca el novelista tendenciosamente, implicando un cierto tipo de inmoralidad en el escritor mestizo.




Inca Garcilaso, por José Sabogal (1949)


En otro momento, la frase de Mario Vargas Llosa “Hablar de un estilo mestizo sería redundante, pues todos lo son; no existe un estilo puro, porque no existen lenguas puras”, que emite en su presentación general del Inca Garcilaso con motivo de los 400 años de su muerte el 2016, repite el estereotipo del mestizaje blanqueador dentro de una concepción lingüística del castellano en la que todo discurso sería equivalente con tal de que cumpla con las estructuras básicas del idioma. Al obviar las resonancias andinas, que Vargas Llosa llama “un matiz muy personal, ligeramente exótico en el contexto literario de su tiempo”, el novelista reduce la complejidad cultural del Inca a una simple cuestión de matices dentro del castellano y aprovecha para minimizarlos como un aspecto cosmético “ligeramente exótico”. Así, afirma que “la de Garcilaso es una lengua que tiene una música, una cadencia, unas maneras impregnadas de reminiscencias de su origen y condición de indiano, que le confieren una personalidad singular”. Pero no va más allá ni mucho menos entra en pormenores sobre la tradición discursiva incaica, manifestando así su deplorable desconocimiento de las culturas indígenas. Con este gesto repite la postura de un José de la Riva-Agüero o un Aurelio Miró-Quesada de reinvindicar un mestizaje en que prevalece la matriz occidental. Y al señalar que “todos los estilos son mestizos” (incluyendo el suyo, implícitamente) el novelista moderno se propone a sí mismo como autor de discursos con alguna forma de raigambre indígena, lo que a todas luces es falso, por su desconocimiento del quechua. Tenemos pues, aquí, otra manifestación del criollismo que usa el mestizaje como estrategia autolegitimadora. 

Esta actitud es coherente con la política de las Academias de la Lengua Española, empezando por la tutelar, la Real Academia Española o RAE (a la cual pertenece Vargas Llosa), que reivindicó junto con sus subordinadas el concepto de mestizaje como idea central de su congreso de ASALE (Asociación de Academias de la Lengua Española) en marzo del 2023 en Cádiz. Sobre esto, señala el catedrático Álex Alonso Nogueira: 

Que “mestizaje” fuera la palabra clave y la idea fuerza que aparentemente atravesó el Congreso [de Cádiz el 2023] merece también una reflexión. En primer lugar, porque permite reconocer la distancia entre el trabajo académico más reciente, que entiende que el concepto de mestizaje es parte del problema, y los movimientos lentos y a veces puramente reaccionarios que caracterizan a la Academia de la Lengua. De hecho, aunque parezca un término feliz, que intenta asumir la pluralidad cultural de fondo, hace mucho tiempo que la investigación en humanidades y ciencias sociales ha dejado de considerarlo un concepto útil, en la medida que incorpora una idea de homogeneización, de borradura de la diferencia, que en última instancia tiende a eliminar las culturas minoritarias cuya historia integra –e invisibiliza– en el gran relato de la Hispanidad (2023: s.p.).

Puede resultar útil, para una definición de lo que es realmente un estilo mestizo, un acercamiento comparativo entre crónicas mesoamericanas y andinas (aunque sin ahondar en el Inca Garcilaso) en La discursividad indígena, de Ana Matías Rendón (2019: esp. 88-89). También en Arturo Arias (2020) para una presentación panorámica de las literaturas indígenas en América Latina y su larga tradición desde tiempos coloniales, incluyendo al Inca Garcilaso como antecedente, al menos en algunos de sus aspectos.


Número 91 de la Revista de Crítica Latinoamericana (2020), con una sección 
monográfica sobre literaturas indígenas, coordinada por Arturo Arias.

No entraré en detalles acerca de las fórmulas de fundación (sobre el culto solar y la vida en “policía”), las de “requerimiento” (la exigencia de someterse al dominio incaico) y de validación (como recurencia estilística la final de citas directas) que son comunes en los capítulos dedicados a narrar las expansiones incaicas dentro de los Comentarios reales, ni el uso intermitente de pares o dobletes sintáctico semánticos, a manera de un recitado épico, en los pasajes relacionados con las conquistas incaicas. Tampoco entraré en el complejo tema de los campos semánticos típicos de la tradición quechua que se infiltran en la visión providencialista de la historia presente en la obra mayor del Inca Garcilaso. He trabajado el tema con profusión en los Capítulos 2 y 3 de mi libro Coros mestizos, sobre todo en lo que respecta a las imágenes del sol, la oscuridad, la estrella del alba y otras que tienen larga tradición tanto en el acervo renacentista como en el incaico. Por ahora, dejemos establecida esa identidad textual mestiza, que nos permitirá seguir escudriñando “la invención del Perú” planteada en la obra del cronista cuzqueño. 

Como dice el neurolingüista François Grosjean, “las interferencias, también llamadas transferencias, acompañan a los bilingües a lo largo de su vida, no importa qué tanto esfuerzo hayan hecho por evitarlas. Son los no invitados ‘acompañantes escondidos’ de los bilingües, siempre presentes aun cuando se intente filtrarlos” (2010: 68, trad. mía). Añade además que hay dos tipos de interferencia: la estática (como por ejemplo, un acento constante o la recurrencia de determinadas formas sintácticas de una lengua sobre otra); y las dinámicas, que suelen ser efímeras e imprevisibles. A la vez, dentro de estos dos tipos de interferencia, existe la posibilidad de que una estructura sintáctica de la lengua desactivada coincida con los de la lengua elegida, determinando su aparición, lo que, sin embargo, no implica transgresión gramatical en absoluto. Se trata de un tipo de interferencia sumamente difícil de detectar, y que generalmente resulta en un rasgo de estilo dentro de los límites de la lengua elegida. Si alguien no conoce la lengua desactivada, entonces la interferencia será indetectable. Esto es lo que ocurre, precisamente, con algunas construcciones sintácticas de los Comentarios, en que se superponen fórmulas de origen quechua con estructuras gramaticalmente legítimas en español. Otra vez, una lectura monocultural va a anular cualquier significación profunda y trasatlántica del discurso garcilasiano, pero una lectura mejor equipada nos revelará numerosos pliegues semánticos y caminos de investigación aún por recorrer.


Este es el error frecuente de quienes como Mario Vargas Llosa declaran –desde una perspectiva monocultural y monolingüística– que estos rasgos de estilo en Garcilaso constituyen “un matiz muy personal, ligeramente exótico en el contexto literario de su tiempo”, según citamos más arriba. Siguiendo en la línea del consagrado novelista, muchos críticos contemporáneos insisten en las limitaciones de su propia trayectoria cultural y su convencional formación profesional, citándolo sin discutirlo.

Como decía el gran garcilasista José Durand, “Garcilaso, formado y madurado en el humanismo, espléndido prosista español, puede parecer muy alejado de sus dobles raíces y muy cercano al mundo europeo en que arraigó. Claro está que tal impresión será tanto más neta cuanto mejor se conozca al español y menos al indio” (Durand 1966: 72). El Inca Garcilaso sigue señalando, así, en el derrotero de su abundante crítica, los caminos diversos con que puede interpretarse el Perú.


Afamado novelista Mario Vargas Llosa.


BIBLIOGRAFÍA CITADA


ARIAS, Arturo

2020 “Introducción. Literaturas indígenas de Abiayala/América Latina”. Revista de Crítica Literaria Latinoamericana 91 (Boston): 9-38

DURAND, José

1966 “Los silencios del Inca”. Mundo Nuevo, n. 6, París, noviembre, pp. 66-72.

GROSJEAN, François.

2010 Bilingual. Life and Reality. Cambridge, MA: Harvard University Press.

MATÍAS RENDÓN, Ana

2018 La discursividad indígena. Caminos de la Palabra escrita. México: Kumay. 

MAZZOTTI, José Antonio.

1996 Coros mestizos del Inca Garcilaso: resonancias andinas. Lima: Fondo de Cultura Económica. Segunda edición, corregida y aumentada, Lima: Editorial Horizonte, 2023.

NOGUEIRA, Álex Alonso

2023 “Lo que no se quiso ver en el Congreso de la Lengua de Cádiz”. Disponible en https://www.eldiario.es/opinion/tribuna-abierta/no-quiso-ver-congreso-lengua-cadiz_129_10104562.html?utm_source=pocket_saves

VARGAS LLOSA, Mario. 

2016 “El Inca Garcilaso y la lengua de todos”. Descargable en https://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/el-inca-garcilaso-y-la-lengua-de-todos-0/html/02420294-82b2-11df-acc7-002185ce60642.html

2019 [Presentación]. En La almoneda del Inca, de Amelia de Paz. Córdoba, España: Taberna Literaria, 2019, p. 3. 


Wednesday, April 3, 2024

LIBRO DE HOMENAJE A LUIS MILLONES SANTA GADEA

 Qué soles se acercaban al pasado.

Homenaje a Luis Millones 


Coordinador: Alejandro Málaga 

Presentación:

José Antonio Mazzotti


(Con motivo de la presentación de los tres volúmenes de Qué soles se acercaban al pasado. Homenaje a Luis Millones el martes 2 de abril del 2024 en la Biblioteca Nacional del Perú, reproducimos aquí las palabras prologales de José Antonio Mazzotti y el sumario de los artículos contenidos en el homenaje. La edición corresponde al Fondo Editorial de la Universidad César Vallejo. La primera foto es de los archivos de la BNP. La foto con el poema de Heraud es de la colección privada de Luis Millones).



Los volúmenes que el lector tiene entre manos constituyen el largamente esperado homenaje a uno de los intelectuales peruanos más importantes de las últimas décadas, mi querido amigo y maestro Luis Millones Santa Gadea (Lima, 1940), a quien solo puedo referirme en términos elogiosos y agradecidos, como estoy seguro es el caso de muchos otros estudiosos y amantes del Perú. El verso de Javier Heraud que titula este homenaje proviene de un poema dedicado a Luis Millones en 1960 y sirve como augurio temprano de la carrera brillante del maestro en el conocimiento del pasado andino y latinoamericano.

Hace unos buenos años fui convocado por la historiadora Claudia Rosas Lauro para contribuir con un artículo en este proyecto que ahora, gracias al apoyo del Fondo Editorial de la Universidad César Vallejo, logra finalmente ver la luz y reúne treintainueve trabajos de muchos importantes investigadores de diversas partes del mundo. La coordinación general estuvo a cargo de la ya mencionada historiadora y de sus colegas de área Alejandro Málaga y Daniel Guzmán Salinas. A ellos debe ir también el reconocimiento por su paciente labor, ya que no es fácil convocar a tantos especialistas y llevar adelante el minucioso trabajo de la estandarización de estilo, la organización por temas y la interminable correspondencia que sigue a cada una de las colaboraciones. La edición final quedó en manos de Alejandro Málaga.

Se encontrará que abundan las contribuciones sobre temas peruanos y mexicanos, que son las dos áreas principales a las que Luis Millones ha dedicado buena parte de sus pesquisas desde la antropología y la historia. Formado en ambas disciplinas en Perú y Chile, Luis Millones puede enorgullecerse de una muy abundante producción, de la cual muchos de los que trabajamos temas afines hemos podido aprender valiosos contenidos que nos han servido de manera crucial en nuestros propios proyectos. 

En mi caso, Luis Millones ya era a principios de los años 80 un nombre que sonaba fuertemente en las ciencias sociales. Un trabajo de campo en la comunidad de Sacsamarca, en Huancavelica, y algunas incursiones graduadas en la antropología a través de lo que era el Diploma de Estudios Antropológicos (DEA) de la Pontificia Universidad Católica del Perú me habían llevado a encontrarme con títulos como Minorías étnicas en el Perú (1973), Tugurio: la cultura de los marginados (1976) y El hombre y su ambiente en los Andes centrales (1982), libros de Luis Millones que ya circulaban en aquellos años y a los que seguirían decenas de otros más, iluminando a través del estudio in situ numerosos aspectos del pasado y el presente de las culturas andinas.

Cuál no sería mi sorpresa cuando en la primavera boreal de 1991, ya siendo yo un doctorando en la Universidad de Princeton, vi en el catálogo de los cursos de antropología uno titulado "Religion in the Andes", acompañado del ya legendario nombre de Luis Millones. Decidí salir de mi rutina de los seminarios de literatura y auditar ese curso sobre religiones andinas en inglés, que resultó ser desde su primera clase un regocijo de conocimientos.

Al terminar la sesión inicial me acerqué al profesor para presentarme formalmente. Al observarme, Luis Millones esbozó una sonrisa y me disparó con su intransferible sentido del humor la pregunta "¿Eres peruano?". Cuando le respondí afirmativamente, añadió "No pareces peruano". Entonces no me demoré en replicar "¿Y cómo parecen los peruanos?". Lucho (lo llamo así a pedido suyo desde aquel momento) lució su sabiduría con una brillante respuesta: "De todas las formas y colores".

Desde entonces quedó sellada la amistad. Seguí asistiendo a sus clases y, sobre todo, conversando largas horas con él en su oficina (que le había dejado provisionalmente el también antropólogo Jorge Klor de Alva) y en su departamento del pintoresco pueblo universitario en Nueva Jersey, donde también tuve el placer de conocer a Renate Mayer, su adorable esposa. Luego coincidimos nuevamente cuando él fue Profesor Visitante en la Cátedra David Rockefeller en el Departamento de Lenguas Romances de Harvard en 2003-04 mientras yo era Profesor Asociado allí. Ese año académico fue motivo de nuevas y más profundas conversaciones que aliviaron el tedio de un ambiente enrarecido. El espíritu arguediano, generoso y democrático de Lucho y Renate salió a relucir siempre y sirvió como un ancla para no perder la perspectiva sobre la importancia del trabajo en equipo y los múltiples aspectos de las culturas peruanas aún sin explorar. 

Si tuviera que contar las veces que nos hemos reunido y organizado eventos a lo largo de estos más de treinta años de amistad me faltarían números. Luis Millones es sin duda uno de los intelectuales más prolíficos y creativos actualmente en el Perú, pero además es también un gran activista que no desperdicia oportunidad para ayudar a los investigadores de todas las generaciones y compartir con ellos y con cualquier persona que se le acerque su manejo de las bibliografías y los detalles sobre mil temas que domina a la perfección. En ese sentido, su vocación de maestro no se limita al salón de clases, sino que lo define en todo momento, en la calle, en el café, en los pasillos de los congresos y hasta en las cenas opíparas en las que reúne a intelectuales jóvenes y mayores por el puro placer de la conversación.

Sus intereses son múltiples, pero en rasgos generales se concentran en la religiosidad popular, las formas de organización social indígena, las crónicas coloniales, los rituales amorosos y el mundo del chamanismo, los estudios comparativos (como el ya mencionado caso de México y Perú) y las representaciones teatrales comunales que abundan a lo largo y ancho de los Andes. Como se ve, nuestro homenajeado cubre un amplio espectro de temas y manifestaciones culturales, analizadas en cientos de artículos y más de una treintena de libros aparecidos en América Latina, Europa y el Japón.  

A los tres títulos ya mencionados siguieron otros no menos importantes como Entre el mito y la historia (1987), producto de un trabajo interdisciplinario con los psicoanalistas Max Hernández, Moisés Lemlij y Alberto Péndola y con la historiadora María Rostworowski de Diez-Canseco. Estos cinco notables profesionales constituyeron el SIDEA (Seminario Interdisciplinario de Estudios Andinos), grupo que abrió interesantes perspectivas gracias a la comunicación procedente de sus diversos entrenamientos no solo en cuanto a sus disciplinas específicas, sino a sus lugares de formación.  

También siguieron Historia y poder en los Andes centrales (desde los orígenes al siglo XVII) (1987), El Inca por la Coya. Historia de un drama popular en los Andes peruanos (1988), El retorno de las huacas (como editor, 1990), 500 años de mestizaje en los Andes (como editor, 1992), Actores de altura. Ensayos sobre el teatro popular andino (1992), para mencionar solo algunos. En ellos retoma temas de antiguo interés como la rebelión del Taki Onqoy (que él contribuyera a difundir con sus investigaciones iniciales en la década de 1960, mientras era profesor en la Universidad de Huamanga) o inicia la exploración de los dramas populares andinos, de los que es una de las máximas autoridades y a los que ha añadido más recientes exploraciones en la costa, como en su reciente volumen El regreso de los tallanes. Teatro, historia e identidad en el Perú, publicado en España el 2021 en colaboración con su esposa Renate.

No ha sido ajeno tampoco a otras expresiones de la religiosidad, como el caso de la universal Santa Rosa de Lima (Una partecita del cielo. La vida de Santa Rosa narrada por Don Gonzalo de la Maza, a quien ella llamaba padre, 1993) y hasta la figura del demonio (Los demonios danzantes de la Virgen de Túcume, 1998), pasando por las creencias en el más allá, como en Todos los niños se van al cielo (2007) y Después de la muerte: voces del Limbo y el Infierno en territorio andino (2010), que muestran la compleja relación de los pobladores de diversas partes del Perú y Mesoamérica con la vida ultraterrenal, no como la configuración de lugares abstractos (cielo e infierno), sino concretos y ubicables en espacios de su entorno, además de las formas de comunicación que se establecen con los que ya han partido.

La supervivencia y transformación de creencias milenarias y la influencia del cristianismo son algunos de los elementos que destacan en las preocupaciones de Luis Millones, quien se encarga una y otra vez de demostrar que el mundo popular es altamente dinámico y creativo y que el largo proceso de violencia epistémica impuesto desde la llegada de los europeos a tierras americanas ha sido de un triunfo solo relativo. 

Son muchos más los libros que podrían comentarse, en su gran mayoría producto de una original combinación de fuentes históricas escritas y observación directa de las manifestaciones vivas de las culturas populares. Esta simbiosis de historia y antropología (algunos la llamarían simplemente etnohistoria, aunque es mucho más) hace de la obra de Luis Millones un legado intelectual único en el Perú contemporáneo. Pero hay que añadir un tercer elemento: su veta literaria.

Lucho se precia de haber sido amigo de dos notables poetas de su generación, la del 60 (o, más específicamente, como quería Alberto Flores Galindo –otro de sus miembros– del 68). Me refiero a Javier Heraud y Luis Hernández. Como se recordará, Heraud era un brillante y precoz poeta que optó por entregarse plenamente a la causa de la revolución armada como miembro del Ejército de Liberación Nacional (ELN). Fue acribillado por la policía y algunos civiles exaltados en las aguas del río Madre de Dios el 15 de mayo de 1963, a los 21 años de edad. Esa muerte tan temprana dejó marcada no solamente a esa generación, sino al Perú entero. A Luis Millones lo afectó sobremanera por la entrañable relación de camaradería que los conectaba, hasta el punto de que al poco tiempo de conocerse, Javier Heraud le dedicó un poema, que dice:


    Poema a Luis Millones

    Jueves, día último de la
    infancia.
    Jueves. Viernes días dulces
    y amargos para el oído
    más sombras que luces
    qué soles
    descansaban
    en
    tu
    frente
    qué soles se acercaban
    al pasado
    Jueves,
    doce, último día de
    los lunes
    poesía
    Martes de la
    semana.
    Luis, hermano
    hoy la humanidad
    me sabe fuerte,
    hoy descanso
    en mis ojos
    y en mi voz.

28 junio 60     Javier


Heraud confió estos versos a su querido amigo quizá sin saber que ese "hoy descanso en mis ojos / y en mi voz" serían premonitorios de su propia muerte tres años más tarde.

El otro poeta con el que Luis Millones mantuvo una hermosa amistad fue Luis Hernández, con quien compartió clases en la Universidad Católica. La casa de la familia Hernández en Jesús María, en la que también vivía Max, hermano de Luis que sería otro amigo íntimo y con el tiempo colaborador suyo y uno de los más importantes psicoanalistas del Perú, fue el escenario de numerosas reuniones en las que Luis Millones vivió como estudiante, y luego como graduado, la efervescencia de la vida cultural de Lima en los primeros años de la década del 60. Más tarde, luego de muchos viajes y peripecias profesionales, Lucho Hernández, el poeta de Vox horrisona y hoy autor de culto, se suicidaría en Buenos Aires en 1977.

No puedo dejar de mencionar también su amistad con José María Arguedas, que se inició en Santiago de Chile a mediados de las década de 1960, a pesar de que el gran autor de Los ríos profundos le llevaba casi treinta años de edad. Como Lucho ha contado en un artículo que tuve el honor de publicar en el volumen Arguedas global: indigenismo en el nuevo milenio (2021), Arguedas y Sybila Arredondo acogieron al joven Millones y lo estimularon en la exploración de la música y las fiestas populares. Gracias a Arguedas, Luis Millones pudo también conocer a Augusto Roa Bastos, el autor de Yo el supremo, en su exilio en Buenos Aires, llevándole unos libros del novelista peruano. Esto le dio a Lucho la oportunidad de conversar largamente con el creador paraguayo y entender que la entrega a la vocación justifica cualquier penuria, como en un apostolado. 

Estas amistades con poetas y narradores y con muchos críticos dan cuenta de la afinidad de Luis Millones por las letras creativas y con el mundo de la literatura en general. Tengo para mis adentros que posee alma de poeta y creador antes que de científico, o que en todo caso es un riguroso científico social con buen gusto y chispa, lo que hace de la lectura de sus libros y de su conversación una experiencia, además de iluminadora, sumamente agradable. Para ponerlo en corto: un hombre sabio.

        *     *         *

La primera sección de este homenaje tiene un carácter miscelánico, pues incluye una semblanza por su gran amigo y colega Max Hernández; también una reflexión sobre el sentido de las letras por su colaborador mexicano Alfredo López Austin (lamentablemente fallecido el 2021); un análisis de un poema de César Vallejo por el poeta y profesor Marco Martos; y una lectura de un pasaje del Quijote en relación con el Perú y la imaginación utópica por quien esto escribe. 

Se suceden las secciones "Mundo prehispánico, andino y mesoamericano", "El taki onqoy y sus expresiones culturales", "Las crónicas y la sociedad del siglo XVI y XVII", "Ilustración y reformas borbónicas del siglo XVIII", "Etnohistoria y comunidades indígenas", "Fiestas, danzas y rituales andinos", "La presencia de José María Arguedas", "Educación y política" y "Memoria e imaginario". Como se ve, se ha dado una secuencia cronológica a las secciones, partiendo del pasado precolombino hasta llegar a temas contemporáneos, lo que permite una lectura relativamente lineal. Sin embargo, hay que advertir que los temas de cada artículo son complejos y vienen en muchos casos de la pluma de algunos de los más reconocidos científicos sociales de Perú, México, España y Japón, por lo que cada uno tiene vida propia y valor individual.

A todos los que participamos en este homenaje nos une el amor por América Latina y sobre todo por los pueblos originarios y sus procesos de adaptación y transformación, un amor que el ejemplo de Luis Millones ha estimulado por más de seis décadas y en universidades de diversas partes del mundo (además de las ya mencionadas de Huamanga, Princeton y Harvard, también Stanford, Texas-Austin, Burnaby en Canadá, el INAH en México, Calgary, Alberta, Montreal, Washington-Seattle, PUCP, UChile, Pittsburgh, Fundación Simón Rodríguez en Buenos Aires y muchas más) donde ha sido profesor visitante o investigador.

Merecedor de becas de investigación de la Fundación Guggenheim, el Museo Nacional de Etnología de Osaka, la Fundación Ford, el Ministerio de Educación de Japón, la National Geographic Society, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España, la Academia Nacional de Historia de Chile, la Fundación Keck y otras, Luis Millones es uno de los antropólogos e historiadores peruanos más reconocidos a nivel mundial. Su afiliación fiel y permanente a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos habla de su compromiso con la universidad pública peruana y con el estudiantado de origen popular.

Este homenaje refleja solo una parte de la admiración que la intelectualidad internacional profesa por el Maestro, pero estoy seguro de que será de utilidad a los jóvenes investigadores que tomarán la posta de los estudios andinos y comparativos en los años por venir y contribuirán con ello al mejoramiento del mundo y a la justicia (por lo menos simbólica) con los marginados. Como decía Cicerón (y sin duda suscribiría Luis Millones): "No basta con alcanzar la sabiduría, es necesario saber utilizarla".

Boston, 28 de diciembre del 2023.


ÍNDICE

Presentación
José Antonio Mazzotti

Semblanza de Luis Millones
Max Hernández

Los resortes ocultos de las letras
Alfredo López Austin

“Cuatro conciencias” y la eficacia de la poesía de César Vallejo
Marco Martos

Barataria desde los estudios andinos: Utopía y Perú en el Quijote
José Antonio Mazzotti

MUNDO PREHISPÁNICO, ANDINO Y MESOAMERICANO

Tunupa y el ciclo del volcán
Ximena Medinacelli

La creación del mundo en cosmogonías indígenas de América Latina
José Ignacio Úzquiza

Ceremonias agrícolas en México y los Andes
Silvia Limón Olvera

La importancia de la forma y el número en el arte chavín: el caso del Obelisco Tello
Roxana Lazo

EL TAKI ONQOY Y SUS EXPRESIONES CULTURALES

Supervivencia del Taqui Onkoy en las Danzas de las tijeras
María del Carmen Martín Rubio

Los primeros andinos cristianos y el arte rupestre colonial: algunas aproximaciones a partir del Taki Onqoy
José Luis Martínez C. y Marco Arenas C.

Los buenos servicios: El culto del Taki Onqoy y la obra del extirpador
Peter Elmore

LAS CRÓNICAS Y LA SOCIEDAD DEL SIGLO XVI Y XVII

“Se acaua los yndios en esas provincias”. Trujillo entre ciudad de “indios” y “sin indios” y las representaciones continuas de la historia
Karoline Noack

Cuando el rey está lejos y el reino cerca.
El tiempo de la Nueua coronica de Guamán Poma de Ayala
Luis Miguel Glave

Las fábulas de Garcilaso: ¿alegoría, historia o ficción en los Comentarios reales?
Carmela Zanelli

Garcilaso y Calancha y su relación con los quipus
Teresa Gisbert

La penitencia en la Contrarreforma, el misticismo y la formación de la espiritualidad colonial en la Lima del siglo XVII
Daniel Guzmán Salinas

ILUSTRACIÓN Y REFORMAS BORBÓNICAS DEL SIGLO XVIII

La naturaleza de la fiesta en la ciudad americana de la Ilustración. Símbolos y lenguajes de poder 
Juan Marchena Fernández

Los católicos ilustrados. Luces y sombras de las Reformas Borbónicas en Charcas, finales del siglo XVIII
Ana María Lorandi

ETNOHISTORIA Y COMUNIDADES INDÍGENAS

Desde los dedos de las tejedoras: nuevas pautas para estudiar la iconografía textil en los Andes
Denise Y. Arnold, Elvira Espejo y Juan de Dios Yapita

Pescadores lambayecanos: historia y tradición
Jorge Ortiz Sotelo

Conflictos entre una Iglesia ausente y una vida disipada: agentes eclesiásticos, comunidades y estado (Provincia de Tarapacá, 1821-1882)
Carolina Figueroa Cerna

Pueblos y trabajo indígena. Bombón en el siglo XVII
Francisco Quiroz Chueca

Etnohistoria de Santa María Magdalena de Cao: una reducción indígena en el Valle de Chicama, siglos XVI-XIX
Juan Castañeda Murga y Jeffrey Quilter

FIESTAS, DANZAS Y RITUALES ANDINOS

El poder de los milagros: migración trnsnacional y religiosidad entre los peruanos en Nueva York
Ulla Dalum Berg

Las etnografías del ritual: las fiestas desde la experiencia andina
Ladislao Landa Vásquez

La Virgen de Juquila y la Virgen de Guadalupe. 
Cultos en competencia en la Costa Chica de Guerrero
Haydée Quiroz Malca

Fiesta, historia y creencia. Aproximaciones al culto de los Cristos en el Bajo Piura: el Señor de la Agonía de Bernal
Alejandro Diez Hurtado

Canciones de amor y de imploración en los Andes. Literatura oral de los quechuas del siglo XX
Ricardo Valderrama Fernández y Carmen Escalante Gutiérrez

De fiestas y dramas: el retorno de los incas
José Carlos Vilcapoma

Santos patronos en los Andes.
Imagen, símbolo y ritual en las fiestas religiosas del mundo andino colonial (siglos XVI-XVII)
Alberto Díaz Araya, Luis Galdames Rosas y Wilson Muñoz Henríquez

LA PRESENCIA DE JOSÉ MARÍA ARGUEDAS

José María Arguedas y los bestiarios de Huarochirí y Chimbote
Ricardo Melgar Bao

Del tinkuy andino a la mesa redonda de Todas las sangres: subalternidad y hegemonía en la antropología peruana
Jefrey Gamarra Carrillo

EDUCACIÓN Y POLÍTICA

Sevilla por la República. Las elecciones del 12 de abril de 1931 
José Villa Rodríguez

Memoria y exaltación del pasado entre los docentes del Cusco
Carlos Miguel Salazar

Algunas notas sobre el proceso educativo peruano entre 1960 y 1990
Virgilio Galdo Gutiérrez

Visiones de los vencidos. Memorias divergentes y heterogéneas
Carlos García-Bedoya M.

MEMORIA E IMAGINARIO

El condenado y la acumulación de bienes
Takahiro Kato

Aporte medieval a los relatos sobre gauchos milagrosos (República Argentina, siglos XIX-XXI)
Margarita E. Gentile Lafaille

La bruja mestiza (pérfidamente) conveniente: “La Quintrala” en la imaginación política del sur andino. Chile, siglo XIX
María N. Marsilli


MATERIALES PARA LA HISTORIA DE LA POESÍA PERUANA XXXVI: CIELO EXHAUSTO, DE JUAN JOSÉ SOTO

 Y pese a todo, triunfa el amor. Sobre Cielo exhausto , de Juan José Soto, palabras prologales. Por José Antonio Mazzotti Este libro del poe...